EL COLAGENO, UN ALIADO ESENCIAL QUE MERECE UN LUGAR EN TU MESA
El colágeno es la proteína más abundante en el cuerpo humano, proporciona estructura y firmeza a todo el sistema osteomuscular y a la piel. Existen muchos tipos de colágenos diferentes, pero los más conocidos y los que habitualmente se utilizan en suplementación son: el de tipo I (piel, cabello y uñas), tipo II (huesos, tendones y cartílago) y tipo III (tejidos conectivos).
Con la edad la tasa de degradación del colágeno es superior a la síntesis, que va reduciendo a partir de los 25-30 años. La exposición solar daña las fibras de colágeno. Una alimentación con déficit de proteínas, antioxidantes y vitamina C afecta directamente a la síntesis de este. Así como, el tabaco, el estrés crónico, la falta de sueño y el sedentarismo son otros de los muchos factores que afectan a la regeneración de colágeno. Y a partir de los 30, va reduciendo nuestra capacidad de sintetizar esta proteína, por eso es recomendable incluir en nuestra dieta 10g diario.
¿Has pensado en tomar suplemento de colágeno?
Una de las cosas más importantes para tener en cuenta a la hora de elegir un suplemento de colágeno es: la biodisponibilidad, esta se refiere a cómo de accesible es un nutriente, si es fácil de ser trasportado y absorbido por el torrente sanguíneo, y a la bioactividad que se refiere a la capacidad que tiene una molécula para ser utilizada por una célula o un tejido, por ejemplo, el colágeno marino hidrolizado reúne estas dos propiedades.
Tipos de colágeno que podemos encontrar de calidad:
– Colágeno marino, es el más parecido al que produce el cuerpo humano. Su molécula es más pequeña que la de otros colágenos, como el bovino o el porcino, lo que facilita su asimilación. Aporta aminoácidos esenciales, especialmente glicina, prolina e hidroxiprolina, que son fundamentales para la regeneración de tejidos, piel y articulaciones.
– Colágeno hidrolizado (péptidos de colágeno) se absorbe mejor, pues al descomponer la molécula en cadenas más cortas favorece mucho su absorción y efectividad.
Dos buenos aliados para combinar con el colágeno:
– Ácido hialurónico: ayuda a mantener la elasticidad y la hidratación de la piel, actúa como lubricante para las articulaciones. Es recomendable tomarlo junto el colágeno para la prevención de arrugas, flacidez y desgaste articular.
– Vitaminas y minerales: importancia la toma de Vitamina C, ya que es precursora de la síntesis de colágeno, otros nutrientes como el silicio y el magnesio son básicos para la salud de la piel y los huesos, potencian la producción de colágeno y lo protegen del daño oxidativo.
Conclusión
Como hemos visto, el colágeno no es solo una proteína más: es el cimiento que sostiene la salud de nuestra piel, articulaciones, huesos y tejidos conectivos. Su producción natural puede verse afectada por múltiples factores, pero la buena noticia es que podemos apoyar este proceso a través de una alimentación consciente y rica en nutrientes clave.
En nuestro caso, recomendamos incorporar caldo de huesos como una forma sencilla, ancestral y altamente nutritiva de añadir colágeno a tu dieta. Este caldo, elaborado lentamente para extraer todos los beneficios de los huesos, es una fuente natural de colágeno, minerales y aminoácidos esenciales. Además, es reconfortante, versátil y fácil de integrar en tu rutina diaria. Aquí te dejamos nuestra receta:
CALDO DE HUESOS
Ingredientes:
- 900-1.200 kg de huesos (pedir las partes que saquen más colágeno, como rodilla y rabo)
- 2 cucharadas de vinagre de manzana
- 3 dientes de ajo pelados y un poco chafados
- verduras al gusto (yo suelo añadir 1 nabo, 4 zanahorias, 1 rama de apio y col todo cortado en trozos grandes)
- 2 hojas de laurel
- manita de cerdo (opcional, pero ayuda a gelatinizar aún más)
- agua filtrada
Elaboración: Enciende el horno a 200ºC y asa los huesos durante unos 40. minutos. Este paso NO ES OBLIGATORIO, pero sí recomendable para dar un sabor más agradable a tu caldo. Una vez los huesos estén tostados, puedes traspasarlos a la olla de cocción lenta (u olla normal, en caso de no disponer de esta) y llenarlo de agua hasta dos dedos por debajo del borde superior de la olla. Añade también los ajos, el vinagre, el laurel, las verduras y la manita de cerdo, si las vas a utilizar. Deja reposar media hora a temperatura ambiente. Pasado este tiempo enciende tu olla de cocción lenta en high (o en caso de olla convencional, pon el fuego fuerte) y espera hasta que empiece a hervir. Después baja a low (o pon el fuego al mínimo). Una vez pasado el tiempo de cocción (yo lo suelo dejar unas 10horas, pero se pueden dejar más o menos), colamos el caldo y separamos las verduras de los huesos. Finalmente dejamos enfriar el caldo y lo llevamos a la nevera. Cuando gelatinice veréis que deja una capa superior de grasa que deberéis eliminar con una cuchara o como os vaya mejor.
Consejo: este caldo podéis utilizarlo para realizar distintas preparaciones de carnes, cremas de verduras o como sustituto de té o café en vuestros desayunos.